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Sent: Friday, December 23, 2005 11:38 AM
Subject: un breve correo
Hace unos días, en concreto el martes día 27, casi fui agredido por un cliente chino con tienda en Portugal al no querer cambiarle un florero que compró en Abril de este año. (9 meses antes)
Lo trajo con su precio puesto en la etiqueta y evidentemente no trajo factura.
Después de intentar comunicarme con él e intentar hacerle ver que «aquí no somos tontos» (llevo meses diciéndole lo mismo…) en vista de que no se iba a cambiar me levantó el florero y amagó para darme. Un cliente amigo acudió rápidamente al ver el altercado, mi responsable de caja verdaderamente se asustó, y yo, como por desgracia no es la primera vez que me pasa, con temple y muuuucho estómago, sencillamente le hice cosquillas y sonreí.
Todo volvió a la normalidad y no le cambié el florero. Todo quedó como una «acto normal de trabajo» entre el cliente y nosotros.
Es decir le quité importancia para no romper relaciones con él. Pero no le cambié el florero.
Estas son cosas del día a día que ocurren, y que a veces hasta se olvidan de comentar, y que en esta ocasión no he querido dejar de hacerlo.
Simplemente quería que estuvieseis al corriente.
Saludos y feliz navidad
Esta historia es real, es sólo, un fotograma, un instante, de mi historia como “tendero”. He omitido nombres, evidentemente.
Soy de la opinión de que para ganar, a veces, hay que tragarse la hombría y más cosas para sacar a relucir todos tus recursos psicológicos habidos y por haber.
Yo os puedo de decir que este cliente siguió comprando con la regularidad de siempre, e incluso tuve la oportunidad de visitarlo en su tienda años más tarde en una visita de cortesía, provocada por la crisis. Jamás me volvió a traer ninguna devolución fuera de plazo y forma.
Estoy seguro de que muchos de vosotros a raíz de esta historia se os viene a la mente las propias vuestras de similar corte, y es que esto, amigos, es sencillamente VENDER.
24/2/2013 Jaime Sanabria
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