En más de una ocasión, el diagnóstico para empresas con diferentes problemáticas, va en torno a un estilo de liderazgo erróneo o la ausencia del mismo.
Hablo del estilo que marca como se dice ahora, el ceo, owner o chairman. Es decir,”el manda más”.
Hemos de ser conscientes que por mucho que nos esmeremos estando más abajo en la organización, si nuestro estilo de liderazgo no está en sintonía con el de arriba… pues toca adaptarse. En caso contrario, ya conocemos las consecuencias.
Pero para adaptarte como es debido hay de comprender, analizar y conocer, para después, creerlo y transmitirlo.
A los que nos gusta el mundo de la empresa desde pequeño, normalmente gustamos de ver en qué forma actúan los líderes, sean del ámbito que sean. Me quedo absorto viendo cómo hablan, sus gestos, qué proponen… y desde el mismo momento que vi al nuevo Papa vaticiné (mi mujer es testigo…) un extraordinario éxito como líder. Como de momento está siendo.
Dejando a un lado comentarios y pensamientos acerca de la iglesia o religión, e independientemente del papel de imagen pública inherente del puesto, quiero exponerles mis impresiones de algunas características que he apreciado como valiosas para el mundo empresarial:
- Predica con el ejemplo. Trabaja con un entusiasmo contagioso. Vive su empresa y “siente sus colores”.
- Enseña haciendo. Si pide dedicación, eso es lo que transmite. Si pide humildad, se muestra humilde. Si pide simplificar procesos, actúa simplificando. Siempre con alegría.
- Marca claramente los objetivos globales. Defiendo el camino a seguir y mostrando los objetivos a perseguir. Y de ahí no se desvía ni un ápice.
- Está alineado con la realidad. Para ello se remanga y vive de primera mano todos los niveles de la organización. Quiere dejar atrás los estereotipos acomplejados de los “altos cargos” para dejar paso al líder cercano, entre otras cosas, para disfrutar de las ventajas de que sus colaboradores y clientes le hablen claro sobre la realidad.
- Adaptación al cambio, huyendo de las normas. Ya el mismo día de su nombramiento lo dejó claro rompiendo con los estándares establecidos. Todos sabemos la utilidad de la “normativa interna” en muchas empresas y los problemas que a veces mal entendida, acarrea; sobre todo a los clientes.
- Coherencia. No transmite dudas entre lo que dice y hace.
- Une, en vez de enfrentar. Trata a su competencia como igual. No se enfrenta a ellos; centra sus esfuerzos en dar valor a su producto, abriendo sus brazos a quien se quiera unir.
Además, posee unas cualidades personales que lo afianzan más su posición. Denota una gran inteligencia emocional y grandes dotes de comunicación; sabe calzarse con el zapato del otro para hacerle entender el mensaje que transmite.
Tiene una dilatada carrera que empezó desde abajo y su mensaje no es sino la fórmula de su éxito; su forma de vivir y trabajar y su cercanía con las personas le han dado resultados. Esto le imprime autoridad moral suficiente como para ordenar tajantemente que en menos de 24 horas el cardenal Bernard Law (acusado de haber encubierto a unos 250 curas pederastas entre 1984 y 2002) abandone su puesto y sus aposentos en Santa Maria Maggiore en Roma.
Lleva poco tiempo, pero ha sido suficiente para llenar páginas en los medios. Todo un golpe de efecto que sólo el tiempo nos dirá si tiene continuidad y resultados.
Con un líder así, hasta las peores rachas se hacen más llevaderas, un líder que trata con la misma deferencia hasta al último colaborador de la compañía, algo que a diferencia de lo que muchos creen, no implica falta de rectitud.
Sin duda gestos para copiar, que al margen de creencias, son de igual efectividad para todas las empresas-cargos-posiciones que se emprendan.
Y ustedes, ¿Encuentran algun gesto digno de comentar?
Jaime Sanabria
photo credit: Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires via photopin cc
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Estimado Jaime, Comparto tu pensamiento respecto al liderazgo de el Papa Francisco, nunca mejor expuesto. Lo comparto públicamente en la red.
Un saludo cordial,
Agustina Gómez Rodríguez
Muchísimas gracias Agustina.
Me alegro muchísimo que te haya gustado.
¡Encantado de verte por aquí!