El banco de alimentos

Hace unos meses comencé a colaborar con el Banco de Alimentos de Huelva.

Soy el más joven de todos los voluntarios, pues lo normal es encontrarse con personas jubiladas que, por diferentes causas, terminan colaborando allí. Aprender de los más sabios de la vida es uno de los motivos que me atraía. Todos tienen algo que enseñar; a veces ni lo saben, y eso para mí, curioso por naturaleza, es maravilloso y fundamental.

Quienes fueron altos cargos, directivos y no tanto, hacen lo que pueden para gestionar que a miles de personas no les falte a diario algo tan  necesario como un plato de lentejas, garbanzos o un vaso de leche.

Aunque suene sorprendente, esto es así. En España actualmente hay más de ocho millones de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza. No es tan difícil llegar a esa situación. Es más, me aventuro a decir que es más fácil de lo que parece. Basta con que en la unidad familiar sólo haya un integrante trabajando y sea «mileurista». Efectivamente, hay muchos trabajadores, cobrando, con verdaderos problemas de subsistencia, y que no están para las «tonterías» de algunos. Ni hablemos de aquellos que sólo están cobrando el desempleo y peor para aquellos que simplemente tienen la famosa ayuda o ya no tienen nada.

¿Qué es y qué se hace en el Banco de Alimentos?

El Banco de Alimentos es, básicamente, un mayorista de alimentación seca y, en menor medida, de perecederos. Capta alimentos y los distribuye a las ONG, fundaciones y comedores sociales. El Banco de Alimentos no suministra a particulares, siempre lo hace a través de las entidades.

Tiene dos  vías principales de recepción de alimentos: a través del FEGA y las “Operaciones Kilo”. Algo que no quita para que, puntualmente, se reciban excedentes y donaciones de empresas y organismos oficiales.

El FEGA (Fondo Español de Garantía Agraria) saca a concurso público la compra de una serie de productos tales como arroz, leche UHT, o potitos, que pone a disposición de FESBAL (Federación Española de Bancos de Alimentos) para su distribución a los diferentes CAD existentes en cada provincia y su posterior entrega.

Las «Operaciones Kilo», muy conocidas, son captaciones de alimentos organizadas en supermercados, hipermercados u organismos oficiales. Es el ciudadano de a pie quien aporta lo que puede.

Una vez terminada la «Operación Kilo», se retira el género, se clasifica y se almacena para posteriormente preparar lotes que las distintas entidades recogerán en una fecha acordada previamente.

En conjunto, sólo el Banco de Alimentos de Huelva ha conseguido repartir más de un millón de kilos de alimentos entre un centenar de entidades que, entre ellas, acogen en torno a 17.000 personas.

Así funciona  el banco de alimentos, a grandes rasgos.

Mi labor de colaboración está centrada en el almacén y, dado mi perfil generalista, experiencia y disposición, lo mismo preparo un pedido o barro el almacén, que mantengo ordenadores, introduzco datos o propongo soluciones de optimización del layout de almacén como ésta:

Propuesta que elaboré tras estudiar las necesidades presentes y futuras de espacio, así como las de manipulación. Siempre con el mínimo de inversión y aprovechando el material de almacenamiento existente.

Cuando se colabora para una entidad benéfica, hay que hacer de todo y hay que estar dispuesto a hacerlo, igual que en cualquier empresa.

Uno de los mejores consejos que me ha dado uno de mis compañeros del Banco es: «no importa qué eras, importa qué sabes hacer y qué estás dispuesto a hacer«. Entre mis compañeros se encuentran muchos de los que fueron altos directivos y personalidades de la industria onubense, que en su día fueron respetados, alabados o criticados. Hoy, el mensaje que me transmiten es que son sólo hombres, iguales a otros, con un objetivo común dentro del Banco de Alimentos. Fantástico.

Las motivaciones del voluntario pueden ser variadas, pero básicamente la necesidad de autorrealización y la ocupación del tiempo libre se encuentran entre las principales. Las experiencias previas positivas motivan a la persona a continuar en la labor. Motivos religiosos, políticos o filosóficos, impulsan también el ejercicio de la ayuda mutua. Nadie puede establecer un solo motivo por el que es voluntario, ya que cuando se comienza por uno, normalmente surgen los demás y se terminan solapando.

Las aptitudes del voluntario atienden principalmente a dos aspectos fundamentales: la personalidad (madurez intelectual, capacidad legal y equilibrio psicoafectivo) y la formación o experiencias adecuadas a la tarea a desarrollar.

En el plano personal, esto supone autoconocimiento, autoaceptación y autoestima, capacidad crítica y asunción dinámica de las propias limitaciones, estabilidad emocional en límites normales, tolerancia razonable a la frustración, experiencia vital suficiente que permita dicha madurez…

La formación y/o experiencia necesaria para realizar un trabajo de voluntariado es igualmente exigible a la correspondiente a un trabajo profesional. Antes de comenzar con el voluntariado tuve dos entrevistas en donde se me preguntó sobre mi experiencia profesional y mis motivaciones para emprender el voluntariado. De ellas salió la conveniencia de hacerlo en el almacén.

Pero sin capacidad para relacionarse y trabajar en equipo y sin las actitudes necesarias,todo lo anterior está de más. Sin solidaridad, sin disposición para implicarse y, por tanto, sin compromiso, es difícil hacer nada a derechas y aguantar esos momentos en los que la labor se hace dura.

Como vemos, los requerimientos de  aptitud  y actitud son muy parecidos a los que nos podemos encontrar en un grupo de trabajo dentro de una buena empresa; el egoísta e insolidario con sus compañeros nunca será plato de buen gusto entre los componentes del equipo.

Por mi parte, sólo puedo decir que «me ha picado el gusanillo», y que de un modo u otro, siempre quedaré conectado de alguna forma. Volver a sentirme dentro de un equipo en el que la sonrisa está siempre presente y en el que la intención de hacerlo cada día mejor es latente, hace que cada kilo de alimento repartido sea un verdadero éxito.

Sólo puedo dar las gracias a todos los componentes del equipo del Banco de Alimentos de Huelva.

Y usted, ¿se anima a dar un poquito de si mismo a los demás? La recompensa no se paga con todo el oro del mundo.